Bajo el signo de la pandemia

Indudablemente, 2020 pasará a la historia como un año en que la humanidad entera se sintió amenazada. La propagación del Covid-19 alcanzó a todos y en todas partes, y en algunos casos de manera dramática. Junto a los evidentes efectos sobre la salud, la pandemia provocó estragos en la economía, incluida, como es lógico, la de nuestro sector, por las restricciones de la actividad derivadas de los sucesivos confinamientos.

A pesar de la difícil situación vivida, las empresas asociadas a Ciment Català no han rebajado en lo más mínimo ninguno de sus compromisos. En primer lugar, con los profesionales que conforman el sector. Se arbitraron nuevos protocolos de actuación para evitar contagios (teletrabajo, distancia social...) y se mantuvieron los puestos de trabajo en las condiciones que exigía la nueva situación.

En segundo lugar, con nuestros clientes. Las fábricas se organizaron para mantener los suministros de cemento para todas las obras en curso, sin que en ningún momento se produjese un desabastecimiento de material.

También mostramos nuestra implicación con la sociedad, ofreciendo a las administraciones públicas nuestras instalaciones para la valorización de residuos sanitarios producidos por la pandemia. En este sentido, continuamos con nuestra política de valorización energética de residuos, lo que ayuda a evitar vertidos y reduce la huella de carbono por el ahorro de combustibles fósiles y la disminución de emisiones de otros contaminantes.

El año al que aquí pasamos revista ha sido muy duro y complejo. Pero estas dificultades no han hecho sino poner de relieve la preparación tecnológica del sector cementero catalán, que ha sido capaz de minimizar los efectos gracias a su eficiencia y a la disponibilidad de las Mejores Técnicas Disponibles en sus procesos industriales.

Se impone, ahora, un relanzamiento de la economía que permita recuperar los empleos y la actividad destruidos por el Covid-19. Nuestras empresas están capacitadas para dar respuesta a este reto, por la vía de producir el cemento necesario para la construcción de infraestructuras y viviendas imprescindibles para la competitividad del país y el bienestar de nuestros conciudadanos. Y de hacerlo, además, manteniendo y ahondando en los valores y principios de la Economia Circular, que garantizan una mayor protección de nuestro entorno natural y ambiental, y el desarrollo sostenible de nuestro país y de nuestra sociedad.

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