El consumo de cemento de Cataluña en el mes de agosto ha acumulado una nueva caída del 10,1%, lo que lleva la tasa del año móvil a un descenso del 5,9% y un volumen de sólo 2,1 millones de toneladas. La producción ha aumentado un 10,1% en agosto, insuficiente para revertir el resultado negativo del conjunto del último año, situándose en un -2,2% y un volumen de 3,28 millones de toneladas. Las exportaciones de cemento y clínker durante agosto se reducen un 38,7% comparadas con las del mismo mes de hace 1 año, mientras que su volumen en el conjunto de los últimos doce meses cae hasta los 1,5 millones de toneladas ( -23,0%).
Ciment Català, la patronal del sector, justifica que la baja actividad de las fábricas de cemento es consecuencia de la atonía que presenta el conjunto del sector de la construcción. Y particularmente, como destaca su presidente Salvador Fernández Capo, porque «de forma muy notable y recurrente hay una falta de inversiones en equipamientos e infraestructuras por parte de las administraciones públicas». Recuerda que la suma de estas inversiones se sitúa todavía muy por debajo del 2,2% del PIB que recomiendan los economistas y que es la cifra media que representa los estándares europeos.
El presidente de la industria del cemento pone como ejemplo la red viaria. “En 2000”, afirma, “Catalunya disponía de 12.034 km de vías. En 2022, según cifras oficiales del Idescat, esta red sólo se había ampliado en 24 km. Mientras, durante estos 22 años, el parque de vehículos ha pasado de 4 a 5,38 millones”. Y remacha esta situación de desproporción entre la inversión en obra pública y las necesidades del país recordando que «Catalunya ha crecido un 67% en el PIB por habitante durante el período 2000-2022». Concluye asegurando que «las infraestructuras son indispensables para el progreso y para el futuro de nuestra sociedad y economía».