El consumo de cemento en Cataluña durante febrero ha sufrido un retroceso del 5,3% respecto del mismo mes de 2024, lo que sitúa la variación anual en el 0,9% y un volumen total de 2,14 millones de toneladas. Estas cifras consolidan la tendencia al estancamiento del mercado doméstico que se aprecia en el último año. Asimismo, mientras la producción registró un descenso del 10% en febrero, las exportaciones crecieron un 5,3%, con unos incrementos en el año móvil del 6,6% y el 7,6% respectivamente.

La situación de la industria del cemento es consecuencia y se correlaciona con la evolución de los mercados de infraestructuras y de la edificación residencial. Cabe recordar que las licitaciones de obra pública en Cataluña crecieron en 2024 un 3,7%, alcanzando los 3.443 millones de euros, un volumen que no compensa la caída de 2023 y queda lejos de los 3.955 M€ de 2022. Por su parte, la construcción de viviendas de obra nueva en el 2024 (pero con una caída del 10,8% en Barcelona y un total de 1.151 inmuebles).

El presidente de la patronal Ciment Català, Salvador Fernández Capo, considera que la reactivación del consumo se conseguirá con la dinamización de estos 2 mercados (obra pública y edificación residencial). En este sentido, afirma que las fábricas están «a la espera de la ejecución de los planes del Gobierno de construcción de vivienda pública y de renovación y ampliación de las infraestructuras, especialmente ferroviarias». E insiste en recordar, como ejemplos que afectan tanto al bienestar de la ciudadanía como a la competitividad de la economía catalana «los colapsos en Cercanías y autopistas, la falta de garantía de abastecimiento de agua o el precio del alquiler debido a la insuficiente oferta de viviendas».