El consumo de cemento en Cataluña durante el mes de noviembre fue de 178 mil toneladas, lo que supone una caída del 9,1% respecto al mismo mes de 2023. Esta cifra devuelve el consumo interanual a una tasa negativa, situándolo ahora en 2,1 millones de toneladas y marcando un retroceso del 2,5%.

Mejor han funcionado las cosas en los mercados exteriores. Durante noviembre, las exportaciones crecieron un 74,6%, alcanzando un total de 243 mil toneladas. Esto ha permitido mitigar la caída acumulada de los últimos 12 meses, situándola en un -8,6%, con un total de 1,7 millones de toneladas.

Más allá de la coyuntura, las preocupaciones de la industria catalana del cemento se centran ahora en la descarbonización del sector. La patronal Ciment Català ha iniciado la actualización de la Hoja de Ruta que prevé alcanzar la neutralidad climática en 2050, pero que con el desarrollo de nuevas tecnologías de captura de CO2 y la implementación de medidas más ambiciosas en cuanto a la valorización material y energética de residuos, podría incluso situar en negativo la huella de carbono del sector a lo largo del ciclo de vida del cemento.

El Consejo Directivo, encabezado por su presidente Salvador Fernández Capo, se ha reunido recientemente con la nueva directora general de Cambio Climático y Calidad Ambiental de la Generalitat, Sonsoles Letang, para avanzar en el establecimiento de los objetivos del IV Acuerdo Voluntario. Este convenio, que debe dar continuidad a la labor iniciada hace dos décadas, tendrá como objetivo principal favorecer la Sostenibilidad de la industria, impulsando medidas para alcanzar la neutralidad climática y contribuir a la lucha contra el calentamiento global. Contemplará, entre otros objetivos, reducir el impacto de las partículas difusas, minimizando los efectos negativos sobre la calidad del aire.