Generalitat e industria del cemento coinciden en promover los principios y las prácticas de la Economía Circular como la metodología de producción más respetuosa con el Medio Ambiente. Así ha quedado de nuevo patente en las últimas reuniones mantenidas, en las que han tomado parte Mercè Rius (Directora General de Calidad Ambiental y Cambio Climático), Josep Maria Tost (director de la Agencia de Residuos de Cataluña), Lluís Ridao (director de la Agencia Catalana del Agua), Salvador Fernández Capo y Alejandro Josa (presidente y secretario de Ciment Català).
Estas sesiones de trabajo han puesto de manifiesto el consenso sobre el aprovechamiento energético de los residuos, siempre respetando su jerarquía de tratamiento, que permite el ahorro de combustibles fósiles en las fábricas de cemento y que evita el vertido -con los consiguientes riesgos de contaminación de suelos y aire, además de incendio- de materiales a los que ya no se les puede dado ningún otro uso ambientalmente mejor. Lodos secos de depuradoras de aguas urbanas que no pueden utilizarse en agricultura con menos impacto, neumáticos fuera de uso sin destino posible como valorización únicamente material o combustibles derivados de residuos (CDR) forman parte de un aún pequeño catálogo de productos que las fábricas utilizan para cocer la piedra caliza y producir cemento.
Los representantes de la industria cementera pidieron a los responsables de la Generalitat una mayor apertura hacia el uso de residuos como combustibles, en la línea de lo que hacen los países europeos líderes en prácticas ambientales. Alemania, Holanda o los países escandinavos son los que, promoviendo la valorización energética de residuos que no se pueden reciclar o con reciclaje ambientalmente peor, han conseguido reducir drásticamente (prácticamente hasta el 100%) los residuos que van a vertedero. En este sentido, la tasa de sustitución energética en Cataluña (poco más de un 30%) apenas llega a la mitad de la de los mencionados países, lo que da un amplio margen de mejora si la Generalitat, en el futuro, autoriza el uso de más cantidad y más variedad de residuos para su aprovechamiento energético, siempre cumpliendo con los condicionantes anteriores. Al respecto se puede decir que no hay razones técnicas que impidan llegar al 90 o 95% de sustitución energética en hornos de fabricación de clínker, con las ventajas ambientales que esto supone, siempre y cuando estén disponibles los residuos no reciclables adecuados.