Un mes de marzo sin lluvias ni sin Semana Santa ha generado un incremento del 19,4% del consumo de cemento en Cataluña, según revelan los datos avanzados del Barómetro del Cemento. A pesar de esta elevada cifra mensual, el mercado doméstico sólo ha crecido un 3,9% durante el primer trimestre de 2019. Las variaciones de los últimos tiempos no permiten fijar una tendencia clara de recuperación del sector: de hecho, en el índice interanual, el consumo de cemento en Cataluña muestra un descenso del 3,2%.
Esta situación de la industria cementera contrasta con la del conjunto de la economía. El PIB español acumula 6 años de crecimiento continuado superior al 2% anual, y ya es superior al de antes de la crisis de 2008. En cambio, las ventas de cemento apenas son una cuarta parte, y comienza a surgir el temor de que pueda aparecer una nueva crisis sin haberse recuperado de la anterior.
La escasa actividad inversora de las administraciones públicas, con presupuestos prorrogados, mantiene frenada la licitación de obras para la construcción o la conservación de infraestructuras. «El auge de la construcción residencial -señala Salvador Fernández Capo, presidente de Ciment Català – está limitado a determinados territorios, y en ningún caso es suficiente para compensar esta inactividad del sector público. Esto ha llevado a que el consumo de cemento per cápita en Cataluña sea un 33% inferior al de la media de toda la Unión Europea».