Los efectos del estado de emergencia debido a la pandemia del Covid-19 continúan afectando la industria catalana del cemento. Aunque las estadísticas no son tan duras como en abril (donde el mercado doméstico se desplomó un 59%), el consumo aún ha retrocedido un 7% el pasado mes de mayo respecto del mismo mes del año anterior. El escenario de parálisis de la economía ha llevado a las empresas a reducir notablemente su producción, que ha bajado un 14% en mayo, y también a multiplicar sus esfuerzos exportadores, a pesar de la mínima rentabilidad de estas operaciones, lastradas por la falta de competitividad debido a los costes energéticos. En mayo, las ventas de cemento y clínker en los mercados exteriores se más que duplicaron (+ 121%), pero aún acumulan un descenso del 21% en el conjunto del año móvil (12 últimos meses comparados con los 12 anteriores).
Salvador Fernández Capo, presidente de Ciment Català, reitera «la importancia de la Construcción para el mantenimiento de puestos de trabajo», dado que este es un sector que induce actividad económica en el conjunto de la sociedad. Fernández Capo recuerda que la situación actual «es muy comprometida» e insiste «en la necesidad de actuar. Continuamos por debajo de la normalidad, con un consumo interanual de cemento de poco más de 2 millones de toneladas, más de un tercio inferior a la media histórica de las últimas décadas». Por ello reclama que «se siga impulsando la obra pública más allá del corto plazo», como fórmula tanto para la recuperación económica nacional como para dotar a la sociedad del conjunto de infraestructuras imprescindibles para afrontar las carencias descubiertas durante la emergencia sanitaria.
A pesar de la difícil coyuntura actual, la industria catalana del cemento sigue avanzando hacia la neutralidad en carbono, de acuerdo con el Green Deal impulsado por la Unión Europea. El esfuerzo inversor que esta mejora representa tanto en I + D + i como en la aplicación de nuevas tecnologías no podrá ser sostenido por las empresas si no cambian las pesimistas expectativas que hay ahora mismo. Sólo una decidida actuación de las administraciones públicas, promoviendo el desarrollo, edificación y mantenimiento de infraestructuras, permitirá al sector cumplir sus objetivos medioambientales.