La experiencia de las fábricas de cemento catalanas en el aprovechamiento de residuos, tanto como materia prima como fuente de energía, será una de las aportaciones de Ciment Català en Catalunya Circular, el observatorio sobre economía circular que la Generalitat ha puesto en marcha en mayo de 2018. Este espacio pretende ser un punto de referencia para el desarrollo e integración de la economía circular en Cataluña. Con unas veinte asociaciones y entidades ya adheridas (entre ellas, patronales y sindicatos), la plataforma permite compartir buenas prácticas que sirvan de ejemplo para otras entidades o empresas, y mostrar el avance y el grado de compromiso de la sociedad catalana en esta materia.
La industria del cemento, de la que Ciment Català es la máxima representante en Cataluña, ha venido desarrollando en los últimos años una apuesta clara y decidida en la implantación de los principios de la economía circular, que se basa en la racionalización de los ciclos de los recursos (materiales, agua y energía) y la maximización de la utilidad y el valor de los productos, componentes y materiales. Se opone al modelo lineal de extraer, fabricar, usar y tirar, y prima la prevención de la generación de residuos, la reutilización, la remanufactura y el reciclaje de los materiales y productos existentes. Este modelo está enmarcado en la llamada economía verde, entendida como un modelo más amplio que integra la dimensión social y la conservación de los ecosistemas; una economía que mejora el bienestar humano y la equidad social, y reduce los riesgos ambientales.
En concreto, las plantas cementeras reciclan una gran cantidad de subproductos industriales, ya sea para sustituir parcialmente las materias primas (cenizas de pirita, lodos de papelera, arenas de fundición, residuos de demolición y escombros de construcción) o como adiciones del cemento ( cenizas volantes procedentes de centrales térmicas de carbón, escorias granuladas de horno alto, puzolanas industriales, yeso industrial), por lo que se evita que el destino final de estos residuos pueda ser el vertedero.
De manera complementaria se ha venido aplicando una política de sustitución de los combustibles fósiles mediante el aprovechamiento energético de residuos como por ejemplo los lodos secos de depuradora, los CSR (combustibles sólidos recuperados), maderas, harinas cárnicas o neumáticos fuera de uso. En 2016, casi un tercio de la energía consumida en los hornos de cemento de Cataluña provino de combustibles alternativos, evitando así que aquellos residuos fueran a vertedero, y minimizando emisiones contaminantes derivadas del transporte y combustión de combustibles fósiles.