El aprovechamiento energético de residuos en las fábricas de cemento de Cataluña sumó, en 2017, 203.166 toneladas. Esta cantidad de materiales permitió sustituir un 32,6% de la energía consumida, ahorrando así el uso de combustibles fósiles, principales causantes del calentamiento del planeta y del Cambio Climático. La contribución de las plantas catalanas al medio ambiente también incluyó el uso de 127.827 toneladas de residuos para ser incorporadas como materia prima en el proceso de fabricación. En conjunto, y según los datos de la última actualización del Observatorio sobre reciclaje y valorización de residuos en la industria cementera en España, elaborado por el Instituto Cerdà y presentado por la Fundación CEMA, las fábricas catalanas evitaron que casi 331 mil toneladas de residuos fueran a parar al vertedero durante 2017.
El estudio analiza la gestión de residuos en España y establece que un 54% tiene al vertedero como destino. Esta cifra supera en 30 puntos la media europea, y aún queda más alejada de los estándares de países medioambientalmente avanzados como Alemania, Austria, Holanda, Suecia o Suiza, donde los vertederos prácticamente han desaparecido, de acuerdo con las mejores prácticas recomendadas en políticas de Economía Circular de la UE. Uno de los elementos clave en estos resultados es el coste del vertido: en España es de 49 euros por tonelada, en Cataluña asciende a 70 € / tonelada, mientras que en Alemania se eleva hasta 140 € y en Suecia alcanza los 155 € / tonelada.
Cuanto más penalizado económicamente está el vertido de residuos (con los consiguientes problemas de contaminación que conlleva) más se estimula el reciclaje y la valorización energética, una práctica que las fábricas catalanas de cemento ya hace más de una década que impulsan. Con el uso de combustibles alternativos procedentes de residuos se ha conseguido, por ejemplo, que en 2017 se evite la emisión de 255 mil toneladas de CO2 a la atmósfera.