Tras el parón de la actividad en el mes de marzo con el decreto de estado de alarma por la emergencia del Covid-19, y de la gradual reanudación desde principios de mayo, la industria del cemento en Cataluña dispone ya de la información estadística que permite cuantificar la situación.
Durante los primeros 6 meses de 2020, el consumo de cemento a nivel doméstico se ha reducido un 16% y ha quedado muy por debajo del millón de toneladas (937 mil). También las exportaciones, después de un 2019 en el que se registró una caída del 37%, han continuado disminuyendo, lo que ha provocado un descenso de la producción de cemento del 19%. Las plantas catalanas, pues, han funcionado por debajo del 40% de su capacidad durante el periodo enero-junio de 2020.
Estos datos sitúan al sector en una posición crítica, porque se acumulan a unas cifras muy negativas de la última década. La incógnita es saber qué pasará ahora en el corto plazo, y por ello Salvador Fernández Capo, presidente de Ciment Català, advierte que «sólo una decidida actuación de las administraciones públicas puede evitar la amenaza de paro para algunas de nuestras fábricas». El máximo representante sectorial recuerda que «tenemos un problema grave en el corto plazo, porque a pesar de que ahora se vuelven a licitar proyectos de futuro, no existe una continuidad en la promoción de obras que mantengan la actividad del sector y aseguren el enlace con aquellas infraestructuras previstas para los próximos años».
Fernández Capo remarca «la importancia de la Construcción para la recuperación de la economía» y recuerda que, apenas hace unas semanas, la Comisión de Infraestructuras y Equipamientos de Foment del Treball divulgó la última actualización del Catálogo de infraestructuras básicas , que detalla que Cataluña, en comparación con otras regiones europeas similares, y teniendo en cuenta el PIB, la población y el territorio, «mantiene necesidades significativas no satisfechas en infraestructuras de transporte de personas y mercancías vía ferrocarriles, puertos, carreteras y avión así como carencias en el mantenimiento de las infraestructuras existentes, y un déficit de dotación de infraestructuras y equipamiento para ciudadanos, especialmente, agua, sanidad, educación, medio ambiente, y telecomunicaciones, en comparación con los países de referencia (Alemania, Reino Unido e Italia)».
En paralelo, Ciment Català pide a las administraciones públicas que inviertan en vivienda pública para cubrir las necesidades actuales y en el corto plazo de buena parte de la ciudadanía, necesidades agravadas por las consecuencias económicas que ha tenido en muchos hogares el parón económico debido a la pandemia.