Un mes de marzo especial, con lluvias, coincidencia de la Semana Santa y una escasa actividad en obra pública como consecuencia del contexto político ha llevado el Índice de Demanda del Cemento (IDC) en Cataluña a una caída del 38% respecto del mismo mes de 2017. Este resultado puntual rompe con casi 4 años (desde agosto de 2014) de incrementos mensuales consecutivos, y reduce a sólo el 7,6% el aumento interanual del consumo. Los datos, extraídos del Barómetro del Cemento, situarían el consumo del último año móvil en un volumen en torno a los 1,8 millones de toneladas, con un acumulado en el primer trimestre de 2018 de 0,4 millones de toneladas, un 9,2% inferior al del mismo periodo de 2017.
En paralelo, también ha disminuido la producción en las fábricas catalanas, con una caída del 28% respecto de marzo de 2017, lo que sitúa el crecimiento medio de los últimos 12 meses en un 14%, con un valor absoluto estimado de 3 millones de toneladas.
Con el fin de hacer frente a la coyuntura, y con vistas continuar profundizando en sus políticas de Sostenibilidad, las 4 empresas fabricantes en Cataluña agrupadas en Ciment Català se han incorporado, este mes de mayo, en el Observatorio de la Economía Circular de Cataluña. Este espacio, impulsado por la Generalitat, responde a la apuesta clara y decidida de mejorar la competitividad de la economía, afrontar el reto ante la limitación de los recursos existentes y la necesidad de superar el sistema económico lineal tradicional instaurado con la revolución industrial. Así, promueve acciones para desplegar e integrar en la sociedad un nuevo modelo basado en la eficiencia de los recursos y la reducción de los riesgos ambientales. Las fábricas catalanas de cemento aportan a este nuevo organismo de referencia su experiencia acumulada en la valorización tanto material como energética de residuos en los últimos 15 años.