El presidente de la patronal Ciment Català, Salvador Fernández Capo, manifiesta la preocupación del sector por el gran incremento del precio de la energía eléctrica, que es el componente de coste variable de mayor peso en la fabricación de cemento. Este aumento del coste del KW/h ha provocado que, en las últimas semanas, alguna fábrica detuviera la producción, ya que el coste de fabricar el cemento superaba su precio de venta.
A este efecto se le suma la amenaza de la introducción de un impuesto a las emisiones del CO2 por parte de la Generalitat de Cataluña a un sector que ya está afectado por la normativa de la ETS europea y que, por tanto, sufriría una doble imposición por las emisiones. Todo esto «genera un riesgo de deslocalización de la totalidad o parte de la producción de las fábricas en Cataluña», declara Fernández Capo. “Actualmente sufrimos una situación de no competitividad para exportar cemento y clínker, que ha sido la válvula de escape en estos años donde el mercado doméstico ha estado y sigue estando deprimido, con un consumo de cemento muy por debajo de la media europea y para un país moderno como el nuestro”, afirma el presidente.
Por otro lado, el consumo de cemento en Cataluña ha aumentado un 15,6% en el mes de febrero, lo que ha llevado a los datos del año móvil (que mide la variación en los 12 últimos meses) a un crecimiento del 11,4% y un total de 2,21 millones de toneladas. Esta cifra iguala prácticamente el consumo acumulado en 2019, último ejercicio antes de la pandemia.
El aumento de los costes de producción ha tenido repercusión en las ventas a mercados exteriores, que han caído un 46,4% en febrero y acumulan un 20,5% de descenso en los últimos 12 meses.