El beneficio económico que las plantas de producción de cemento generan a las comunidades locales donde se ubican asciende, sólo en el ámbito fiscal, a más de 2 millones de euros de media anual, según el II Estudio sobre la RSE en el sector cementero, elaborado por Forética y Fundación CEMA.  El estudio resalta el compromiso con las zonas rurales y con una baja densidad de población, ya que el 70% de las fábricas españolas se encuentran ubicadas en localidades con menos de 12.000 habitantes, en las que crean empleo estable, con un 94% de contratos indefinidos, y salarios brutos medios anuales que duplican la retribución media.

El auge de las políticas de RSE en el sector queda reflejado en el salto dado por las compañías en los dos últimos años hacia un compromiso aún mayor. Así, mientras que en 2014 (fecha del primer estudio) eran un 56% las compañías que disponían de una política formalizada a nivel global de RSE, esta cifra se ha elevado hasta un 78% en la actualización del estudio. Otro tanto sucede con la integración de la función de RSE en el organigrama que ha pasado de un 60 a un 89%. Además, la totalidad de las empresas están certificadas en medio ambiente, la mayoría de ellas en seguridad y salud, y el 100% cuentan con sistemas de gestión de calidad.

La salud y seguridad laboral ocupan también un lugar destacado en las conclusiones del informe, que indican que la inversión media en ese ámbito por parte de cada empresa supera el millón de euros anual, lo que equivale a 1.500 euros por empleado al año y supone un incremento del 5% respecto al anterior estudio. Los datos corroboran este compromiso por parte de la industria cementera ya que el número de accidentes con baja es 4 veces menor que en la industria en general y la mitad que en el sector servicios.

Por otra parte, la inversión en proyectos medioambientales supone, de media, un desembolso por parte de cada empresa de 3 millones de euros anuales, un 14% de los cuales se destinan específicamente a proyectos de biodiversidad. Destaca especialmente la labor realizada desde la industria cementera a la hora de reducir la explotación de recursos naturales, ya que un 4,5% de las materias primas usadas para fabricar cemento procedieron de residuos o subproductos industriales, lo que ha permitido evitar la explotación de recursos naturales en una cantera tipo durante casi 2 años. El uso de combustibles recuperados representó un 25% de la energía consumida por los hornos de clínker, lo que evitó el uso de combustibles fósiles.

Por lo que respecta a las áreas de mejora, el estudio apuesta por la necesidad de fomentar la incorporación de las mujeres en un sector excesivamente masculinizado y mejorar la visibilidad de la industria cementera como actor destacado en RSE, mejorando la comunicación no financiera y formalizando más la relación con los grupos de interés, con especial hincapié en la gestión de sus expectativas.