La primera reunión de la Comisión de Seguimiento del III Acuerdo Voluntario entre la Generalitat y la industria catalana del cemento ha establecido los aspectos clave que hay que desarrollar para mejorar la protección del medio ambiente y la transición hacia la Economía Circular. La Comisión, celebrada el 17 de octubre, considera el aprovechamiento de los recursos, el uso de combustibles alternativos, la mejora de la información pública y la optimización de la movilidad como los principales ámbitos de actuación. Un grupo de trabajo, que contará con la participación de técnicos especialistas, abordará las medidas a emprender en cada uno de estos cuatro ámbitos.

Durante la sesión de puesta en marcha de la Comisión de Seguimiento se valoraron los adelantos logrados en materia medioambiental durante la vigencia de los dos anteriores Acuerdos. Más específicamente, durante el año 2016 se consiguieron prácticamente todos los objetivos ambientales esperados, con un volumen de inversión superior al millón de euros. En cambio, no se llegó al hito previsto del 40% de sustitución energética por combustibles alternativos debido tanto a la bajada de la actividad del sector como a la carencia de un abanico más amplio de residuos a valorizar.

La reunión también sirvió para poner de relevo la importancia que debe tener, de cara a una efectiva mejora de las condiciones ambientales, el aumento de la tasa de vertedero como una medida disuasiva contra esta mala gestión de los residuos. La directora general de Calidad Ambiental, Mercè Rius mencionó que entre las principales preocupaciones de la sociedad se encuentran las emisiones de NOx y de dioxinas, y reclamó un incremento de la información pública sobre los efectos de los contaminantes. Por su parte, los representantes de Ciment Català reiteraron su inquietud por las consecuencias negativas que puede tener la aplicación de la disposición final undécima y la futura Ley del Impuesto sobre las actividades económicas que generan gases con efecto de invernadero que, paradójicamente, pueden causar un aumento de las emisiones por la posible deslocalización de la producción a fábricas más competitivas pero más contaminantes.