La actividad de la industria cementera ha continuado disminuyendo durante el mes de septiembre, según las estimaciones del Barómetro del Cemento de Oficemen. La situación de parálisis que vive la ejecución de obra pública en Cataluña ha vuelto a generar tasas negativas en todas las magnitudes. De hecho, durante los 3 primeros trimestres de 2018, la evolución del sector es descendente respecto del mismo periodo de 2017, tanto en cuanto a consumo de cemento, como en relación a la producción y a las exportaciones.

Según los datos del Barómetro, el Índice de Demanda de Cemento en Cataluña durante septiembre cayó un 3,4%, con un total de 141 mil toneladas consumidas. En el conjunto de los 9 primeros meses de 2018 se han utilizado 1,38 millones de toneladas, un 0,4% menos que en mismo periodo de 2017.

En cuanto a la producción de cemento, en septiembre se estima una caída del 7% respecto del mismo mes del año anterior, con un total de 204 mil toneladas. En el acumulado de 2018, los datos son de 2,1 millones de toneladas, con un descenso del 8%.

En el capítulo de Exportaciones, y con datos referidos a agosto, se ha producido una drástica caída de las ventas de cemento en el exterior, compensada por un alto incremento de las de clínker (el producto previo al cemento). En lo que llevamos de 2018, el saldo es de 2,2 millones de toneladas, con una caída del 14,3% respecto al periodo enero-agosto de 2017.

«La coyuntura nos trae dificultades tanto en el mercado nacional -por la escasa actividad del sector de la construcción- como con respecto a las exportaciones, porque nuestras fábricas han perdido competitividad como consecuencia de la subida de precio de la energía eléctrica y el de los derechos de emisión de CO2» explica Salvador Fernández Capo, presidente de Ciment Català. En este contexto, países que están fuera del Sistema del Mercado de Emisiones de CO2 y que, como el caso de Turquía, han devaluado su moneda, se han convertido en competidores casi imbatibles en los mercados internacionales para las fábricas catalanas, a pesar de estar tecnológicamente mejor preparadas.