Los efectos del paro de la actividad debido a la pandemia del Covid-19 han sido negativos para la industria catalana del cemento. El consumo en Cataluña se ha reducido en 195.800 toneladas (un 17%) durante los meses de marzo a agosto de 2020 en comparación con el mismo período del año anterior, según los datos provisionales del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Aunque los últimos meses se ha atenuado la caída del consumo de cemento (en agosto fue del 3,3%), el consumo interanual (los últimos 12 meses) se sitúa en poco más de 2 millones de toneladas, menos de 270 kg per cápita, casi un tercio inferior a la media de la Unión Europea, que es de 377 kg.

Las fábricas catalanas han tenido que ajustar la producción, que se ha reducido cerca de un 13% durante estos primeros 6 meses de pandemia. Sólo las exportaciones se han mantenido, si bien en un nivel muy bajo, tras la fuerte caída experimentada el 2019.

Las perspectivas para el futuro inmediato del sector son inciertas. Salvador Fernández Capo, presidente de Ciment Català, afirma que «el restablecimiento de nuestra industria y del sector de la Construcción en conjunto pasa por dedicar una buena parte de los 140 mil millones de euros que recibirá España del Mecanismo de Recuperación de la Unión Europea la promoción y licitaciones de obra pública y de viviendas».

Para el presidente de la patronal catalana «es urgente e imprescindible apostar por la Construcción tanto para reactivar la actividad y el empleo, como para consolidar la competitividad del país en un nuevo escenario mundial marcado por la transición energética, la lucha contra el cambio Climático, la digitalización de las empresas y la disponibilidad de infraestructuras logísticas y sanitarias que minimicen futuras emergencias».