La crónica falta de obra pública mantiene el consumo interanual de cemento en Cataluña en 2,1 millones de toneladas. Los datos estadísticos provisionales recogidos al cierre de febrero de 2020 constatan la aguda crisis que vive el sector, agravada por la pérdida de competitividad en los mercados internacionales debido a los costes de los derechos de emisión de CO2, el precio de la electricidad y la falta de combustibles alternativos. Las exportaciones han caído un 23% en los últimos 12 meses, con unas cifras absolutas de 1,8 millones de toneladas.

En una industria intensiva en consumo energético, la conjunción de todos estos factores negativos ha llevado las fábricas catalanas a utilizar menos de la mitad de su capacidad operativa disponible. Las plantas de producción pueden fabricar hasta 7,2 millones de toneladas anuales y, actualmente, apenas producen 3,2 millones de toneladas, equivalentes a un 45%, con una marcada tendencia a la baja (-9% durante los dos primeros meses de 2020).

Estos datos, además, no recogen todavía los efectos que puede tener la pandemia del Covid-19. El presidente de Ciment Català, Salvador Fernández Capo, considera que esta situación «provocará una brusca caída de la actividad en el corto plazo». A este respecto, el presidente de la patronal recuerda que el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo ha asegurado que «el tráfico de camiones de áridos, cemento y hormigones está permitido, al no haberse prohibido las obras a las que transportan estos materiales ni el transporte para garantizar el abastecimiento. No es obligatorio el cierre de las obras, ya que no se ha suspendido expresamente esta actividad».

La industria cementera catalana, al igual que otras asociaciones del sector de la Construcción, defiende que se mantengan las obras en curso, reforzando las inspecciones relativas al cumplimiento de las medidas sanitarias que garanticen la completa seguridad a los trabajadores. Fernández Capo recuerda que «las fábricas de cemento catalanas, de momento, siguen trabajando con la normalidad que permite el Estado de Alarma. La seguridad y salud de nuestros profesionales es una prioridad para nosotros, y se han activado protocolos que garantizan las condiciones de trabajo seguras para los trabajadores de fábrica y modalidades de teletrabajo para gran parte de los empleados de servicios generales».

«Desde Ciment Català queremos trasladar el sentimiento de la industria cementera de apoyo a todos los afectados por la pandemia y nuestro ánimo de contribuir de la mejor manera posible a la reconstrucción social y económica de país», concluye.